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En la era digital, las empresas deben adaptarse a un entorno cambiante, donde la agilidad, la eficiencia y la innovación determinan el éxito o el estancamiento.

Vivimos en un mundo donde los datos son el activo más valioso de cualquier organización. Sin embargo, la realidad con la que se enfrentan muchas empresas y organizaciones es un ecosistema fragmentado, con información dispersa en múltiples plataformas, dificultando la toma de decisiones basada en datos fiables y en tiempo real.

En el mundo empresarial actual, la tecnología no deja de evolucionar, y con ella, también deben hacerlo los modelos de gestión tecnológica. Durante décadas, la gestión de TI se ha centrado en administrar dispositivos, redes y aplicaciones desde una perspectiva anclada al puesto de trabajo físico.

Actualmente, muchas organizaciones y empresas han evolucionado hacia un entorno de trabajo digital que prioriza la flexibilidad y la conectividad.

En la era digital, las organizaciones han evolucionado desde estructuras jerárquicas rígidas hasta modelos más flexibles y colaborativos. El concepto de la organización inteligente representa esta transformación, donde la tecnología, los datos y la cultura empresarial convergen para optimizar procesos, mejorar la toma de decisiones y fomentar la innovación.

Ofrecer soluciones más flexibles y eficientes, que se adapten a las necesidades de las empresas, es una de las claves de crecimiento en el entorno actual.